sábado, 23 de noviembre de 2013

Poesía Recordada X


Me propuse vender tu recuerdo a la lluvia.
Separar la sal de mis lágrimas y llevarlas al mar.
Olvidar el frío en invierno sin tus abrazos.
Escalar la oscuridad hasta salir de tus ojos.
Y convertirme en la neblina de las mañanas que esparce sus cenizas por el cielo, jugando a comerse el cielo, consumiendo el Sol y hasta atrapando la Luna.
Trepar por las nubes hasta llegar a rozar la locura.
Inspirar el aroma de los besos que no se dan y mueren en la mejilla.
Teñir el cielo con el manto color soledad y anudarle las esperanzas malgastadas.
Deshabitar mi propia vida, desandando el camino que una vez amé, lamiendo los recovecos que dejaban las heridas que me provocaron el tiempo y la escasez.
Hacer el amor en la niebla para que no se sintiera tan sola o tan triste.
Y dejar de sentir el infinito cada vez que miraba al cielo.
Curar las cicatrices en mi piel sin nadie, como si la catarsis natural fuera tan fácil o tan efectiva.
Coser los rotos de mi vida con el hilo que me vendió el que esperaba a la suerte.
O poner parches que calmaran el dolor y la rabia de las noches pasadas.
Perder el horizonte en el que se anidaban los momentos, los instantes, en los que la paz y la guerra parecían una misma cosa.
Provocar incendios en mis venas cada madrugada que veía pasar el tiempo sin ti.
Mientras la ansiedad crecía, quizá sobreestimé la gasolina que me quedaba para arder con todas las cosas rotas, porque aquí sigo, con mis propuestas sobre la mesa pero sin un plan de ajuste.
Se me va de las manos eso de reinventarme.
Se me escapan a volar las nubes en las que dormí las propuestas que no te hice.
Los sueños que siempre tuve y que algunos días los veo tan lejanos que casi desaparecen de mi vista.
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Miriam Gálvez.

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